27 abr 2013

Ochenta y cinco

Una amistad se acaba lentamente, como un atardecer de verano. Los futuros examigos dicen con insistencia: "Tenemos que conversar, ¡tengo un montón de cosas por contarte!". Pero nadie hace nada. Un día se encuentran en un aeropuerto y ambos prometen: "Yo te llamo, ¡seguro!". Y esa es la última vez que hablan.